La hemorragia es la fuga de sangre fuera de su camino normal dentro del sistema cardiovascular provocada por la ruptura de vasos sanguíneos como venas, arterias y capilares. Es una situación que provoca una pérdida peligrosa de sangre y puede ser interna o externa y dependiendo de su volumen puede originar diversas complicaciones (anemia, choque hipovolémico).
Hemorragia interna: Es la ruptura de algún vaso sanguíneo en el interior del cuerpo.
Hemorragia externa: Es la hemorragia producida por ruptura de vasos sanguíneos a través de la piel, este tipo de hemorragias es producida frecuentemente por heridas abiertas.

SEGÚN EL TIPO DE VASO SANGUÍNEO ROTO

Hemorragia venosa: El sangrado procede de alguna vena lesionada y la sangre sale de forma continua pero sin fuerza, es de color rojo oscuro.
Hemorragia arterial: Es la más grave si no se trata a tiempo, el sangrado procede de alguna arteria lesionada y la sangre sale en forma de chorro intermitente, es de color rojo rutilante.
CONSECUENCIAS
Cuando el sangrado es importante e implica una pérdida de volumen de sangre que se aproxima al 70%, suele ocurrir un "choque hipovolémico" La gravedad de una hemorragia depende de:
1. La velocidad con que se pierde la sangre.
2. El volumen de sangre perdido.
3. Edad de la persona.
TRATAMIENTO
La principal medida a realizar ante una hemorragia externa es la presión directa para cohibir el sangrado, con posterior vendaje y desinfección de la herida. El empleo de torniquetes debe estar restringido a hemorragias masivas, por el riesgo de necrosis del miembro sangrante. La pérdida de un volumen cuantioso de sangre se suple con transfusión de sangre.
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